2013年3月30日星期六

¿Qué piensas sobre el KungFu?

    ¿Cuando decidí hacer artes marciales estuve buscando una disciplina que me hiciera sudar, me diera flexibilidad física, me mantuviera en forma y que además me aportara algo de equilibrio mental; vivía una época un poco estresada así que necesitaba hacer algo diferente a los deportes que hacía habitualmente.
    No importaba la disciplina, pero era indispensable que el maestro fuera del país origen de la disciplina y que no pusiera limitaciones por edad o sexo.
    Busqué mucho por internet, pregunté a amigos y conocidos y no encontraba lo que quería, hasta que un conocido me contó que en Majadahonda había un maestro chino que enseñaba Kung Fu y que tenía una página web; para mí era muy lejos pero me picó la curiosidad.
    Entré en la página de la Asociación Española de Songshan Shaolin Kung Fu y me enteré que pronto el mismo maestro enseñaría en el Centro Cultural Chino que se abriría muy cerca de mi domicilio.
    La idea que tenía del Kung Fu eran las películas de Bruce Lee, que eran muy famosas cuando era niña, o la serie de David Carradine, o las pelis de mi favorito, Jackie Chan. Para mí todos tenían en común su habilidad para pelear. Tenían rapidez para evitar puños o patadas, gritaban muy fuerte, daban grandes saltos en el aire y les caracterizaba una gran flexibilidad en todos sus movimientos.
    El día de la presentación estaba muy intrigada y no sabía lo que iba a suceder. Había mucha gente, que había ido a ver la exhibición y me sorprendió la cantidad de estudiantes vestidos de naranja y de todas las edades, que llenaban toda la sala, aunque vi pocas chicas…
    El Maestro estaba en una esquina, pequeño, con la cabeza rapada, la cara muy seria y de edad indefinida. Los estudiantes se pusieron de pie con las piernas abiertas y las manos juntas frente al pecho respondiendo a una orden suya. Formaron filas y comenzaron los ejercicios de calentamiento siguiendo las órdenes que el Maestro impartía en chino. A los movimientos de calentamiento los acompañaban expresiones en chino que pocos de los allí presentes entendían; después de media hora sudaban a mares.
    Finalizado el calentamiento los alumnos iniciaron una serie de movimientos como siguiendo una coreografía. Daban saltos en aire, puñetazos, patadas… yo miraba sus caras y adivinaba que esos movimientos que parecían fáciles exigían toda su concentración y toda su fuerza.
    No vi luchas, ni escenas de películas, como yo esperaba, pero no me decepcionó. Me di cuenta que había encontrado el Maestro de artes marciales que buscaba.
    Después de algunos meses de practicar Kung Fu, cada día disfruto más con el entrenamiento, de las enseñanzas de nuestro maestro Shi Miaozhi y de sus alumnos más adelantados.
    He aprendido que el Kung Fu, además de ser un arte marcial de defensa personal, ayuda a controlar la mente y el espíritu, da resistencia, energía y es un estímulo para mejorar como persona. Sus efectos se notan en el cuerpo, en la mente y en el equilibrio en general.
    Ahora confieso sin reparo que practico Kung Fu, ya no me preocupa lo que puedan pensar debido a mi edad. Practicando Kung Fu me siento más equilibrada y tolerante.
    Aunque mi progreso no sea tan rápido como el de mis compañeros más jóvenes, sé que al final conseguiré lo que pretendo: mejorar, en todos los sentidos, como persona, y disfrutar con mi Maestro y compañeros.

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2013年3月26日星期二

¿POR QUÉ TAI CHI?

   ¿Por qué haces Tai Chi? Y además ¿qué es eso? Estas fueron las preguntas que me hizo alguien recientemente. No entendía bien por qué después de practicar danza, gimnasia, Pilates, o correr habitualmente, hacía eso tan raro…
    Nunca hubiera dicho que iba practicar Tai Chi, para empezar, ni siquiera sabía qué era. Llegué a un centro buscando algo que me ayudara a relajarme. Vivía un momento difícil, mucha tensión, mucho estrés e infinita ansiedad. Me ofrecieron probar sin compromiso el Yoga y el Tai Chi y así lo hice. Contra todo pronóstico, el Yoga no me aportó tranquilidad y si un buen dolor de lumbares, en cambio, la clase de Tai Chi se pasó volando, me pareció una de las cosas más bonitas que había visto, tan estético, tan pausado, tan expresivo, y, sobre todo, cuando acabó la clase me sentí más tranquila y con más energía. Aquello me tocó por dentro, e inmediatamente me matriculé. Confieso, aún a riesgo de resultar una auténtica mula, que hasta que no llegó el tercer mes no supe que aquello que hacía era un arte marcial, ni me lo planteaba, como decía antes, vivía excesivamente estresada... Llegaba allí, intentaba aprender todo lo que podía y salía estupendamente, había conseguido mi propósito, no me planteaba nada más. La eficacia de este arte milenario quedó demostrada con mi mejoría, a pesar de no saber ni lo que era, me dejaba llevar y obtenía resultados. Era consciente de que no entendía aquello pero recibía beneficios practicándolo. Esto fue abriendo puertas, agitando mi curiosidad y empecé a leer algunas cosas, a buscar información y a sentir un profundo respeto por esta disciplina.. 
    Como todo en la vida, a medida que sabes más, disfrutas más. He ido aprendiendo, con mucha calma, algunas cosas fundamentales, por ejemplo, que no se puede tener prisa, que el “no tener prisa “ es, en sí mismo, un elemento importante, una posición indispensable para abordarlo. El Tai Chi puede practicarse como un arte marcial, como una forma de ejercicio físico, como terapia, o como práctica espiritual, te da todas estas alternativas.
    Desde el punto de vista del ejercicio físico tiene varias ventajas: Su práctica ofrece distintos niveles de exigencia física que pueden adaptarse a cada persona y a cada momento vital, de forma que puede acompañarte toda la vida, la edad no es una barrera. No es una disciplina para especialistas, todo el mundo puede practicarla pero, en este punto creo que hay que hacer una aclaración porque estas afirmaciones junto con el hecho de que hemos visto imágenes en televisión de personas de avanzada edad practicándolo a diario en los parques (subrayemos que suelen ser chinos) nos hace pensar que es algo facilísimo y suavísimo que incluso un persona de 87 que no haya movido un dedo en su vida puede hacer, y no es así. Es cierto que, si lo has aprendido y practicado a lo largo de tu vida, puede acompañarte siempre, porque puedes adaptarlo a tus condiciones físicas pero, su aprendizaje requiere coordinación de movimientos, cierta elasticidad muscular, y la capacidad para aprender a relajarte, a respirar de otra manera, en una palabra, la capacidad para aprender una disciplina holística, donde se pone juego lo físico, lo intelectual, lo anímico y lo espiritual. No quiere decir que haya que hacer todo esto siempre, cada uno elige cómo quiere emplearlo pero hay que trabajar físicamente, hay que preparar el cuerpo y eso requiere esfuerzo. Debemos dejar de pensar que el Tai Chi es más o menos como sentarse en un banco a contemplar la naturaleza, requiere un esfuerzo físico y esto, precisamente, lo hace más interesante porque notas enseguida los beneficios, se fortalecen tus piernas, mejoras la posición de tu espalda, ganas en elasticidad y tomas contacto con ese mundo de tu propia energía interior que, en general en occidente, ignoramos. Por lo tanto no es una disciplina para “gente mayor” aunque puedan practicarla y yo animaría a la gente más joven que tenga curiosidad a que la pruebe. No van a encontrar una clase de gimnasio al uso con música fuerte, ritmo fuerte y pulsaciones fuertes, por el contrario un ritmo tranquilo donde tienes la oportunidad de sentir tu cuerpo, de aprender a manejarlo y aprender a relajarte mientras consigues unos músculos más fuertes y un estado físico muy bueno, pero es normal terminar la clase empapado en sudor y con temblor de piernas. 
    A estas alturas creo que casi todos somos conscientes de que el estilo de vida actual nos perjudica, porque no está hecho a escala humana, demasiada prisa, demasiadas pretensiones, demasiadas exigencias y poco parar a escucharnos, a entendernos y a saber lo que realmente queremos. Sabemos lo que debemos hacer, lo más adecuado, lo más oportuno o lo que se espera de nosotros, pero muchas veces no sabemos lo que verdaderamente deseamos. Cualquier actividad que nos invite a ralentizarnos y tomar contacto con nosotros mismos, puede ser beneficiosa, puede ser el Tai Chi, el Chi Kung o cualquier otra cosa, que cada uno elija aquello que más le guste. 
    Espero que con este pequeño texto mi amigo haya entendido mis motivos para elegir el Tai Chi.
AUTOR:Gema Lopez


http://www.shaolinkungfu.es

2013年3月24日星期日

LA VIDA EN EL TEMPLO SHAOLIN

    EL TEMPLO SHAOLIN UN LUGAR MISTERIOSO PARA MUCHAS GENTE, DONDE LA GENTE PUEDE CONOCER QUE ES LA CULTURA SHAOLIN. 
    CADA DIA DESPERTANDO A LAS 4﹕00 DE LA MANANA. AL DESPERTAR ESCUCHO LOS CANTOS DE LOS PAJAROS COMO SI TUVIERA QUE TE ESTAN DICIENDO VENGA DESPIERTA ES LA HORA DE ENTRENAR.
    A LAS 4﹕30 ESTAR DELANTE DE LOS PROFESORES Y HACER EL SALUDO Y LUEGO EMPEZAR A ENTRENAR EN LAS MONTANAS. 
    DESPUES A LA HORA DE COMER PENSABA COMO TODO VOSOTROS. QUE SOLO COMERIA VERDURAS , PERO ME SORPRENDIO AL VER CARNES EN LAS MESAS DESPUES DE COMER SEGUIMOS CON EL ENTRENAMIENTO
    AL MIRAR A LOS PROFESIONALES PRACTICANDO SALTOS ME FASCINO MUCHO, PORQUE NO ES SOLO HACER UN SALTOS O MORTALES TAN SIMPLE COMO SE PUEDE VER MUCHOS LUGARES SINO QUE SON MORTALES Y SALTOS SEGUIDOS,VIENE UNO HACE 10 MORTALES PARA ATRAS , VIENE OTRO HACE 20 FLI-FLAC。ME PREGUNTO SI PUEDO HACERLO


    Y ASI HASTA LA NOCHE A LAS 21﹕00 SE FINALIZA EL ENTRENAMIENTO DEL DIA AL PRINCIPIO DE LAS PRIMERAS SEMANAS TENIA EL CUERPO LLENOS DE AGUJETA, EL CUERPO COMO SI NO FUERA MIO, PERO AL TENER AGUJETAS YO DIJE
    ESTO ES KUNG FU, EL KUNG FU ES HACER UN ESFUERZOS MUY GRANDE QUE NO LO PUEDEN HACER FACILMENTE LOS DEMAS.
    ESTO LA EXPERIENCIA MIA EN EL TEMPLO SHAOLIN ESPERO QUE OS GUSTE.


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