Cuando nos dijeron que en Abril teníamos un examen para obtener el
cinturón de nuestros respectivos niveles, creo que a todos nos puso la noticia
un tanto preocupados, los primerizos todavía no nos veíamos capaces de poder
hacerlo bien y menos para dar un examen y obtener un cinturón.
Hemos practicado duro, algunos hemos estado yendo a practicar
cuando teníamos un tiempo libre, otros a pesar de sus dolencias se han
esforzado por mejorar, a pesar del dolor seguían practicando, pero lo mejor de
todo ha sido el compañerismo…
Cada uno ha aportado a otros un poquito de lo que sabemos hacer
mejor, creo que todos hemos recibido ayuda de algún compañero para mejorar una
postura, para dar mejor una patada. Algunos han dejado de lado la postura que
practicaban para ayudar a otros; todos y cada uno nos hemos ayudado y sobre
todo hemos ayudado a los más pequeños.
Y llegó el tan temido día del examen.
Me he despertado pronto porque los nervios no me permitían seguir
durmiendo.
La noche anterior al examen he dejado preparado mi uniforme,
zápatillas y cámaras, todo lo que creía necesitar al día siguiente.
Iba a ser mi primer examen para obtener un cinturón de Kung Fu.
Nos habían convocado, a los estudiantes de las dos escuelas de Majadahonda y la
del Centro Cultural Chino, a las 11h00. Yo quería ser la primera en pasar el
examen, liberarme de la tensión y hacer fotos.
Alguien había pensado lo mismo que yo, y cuando llegue ya habían
llegado varios compañeros que habían empezado a calentar desde hace rato.
Se notaba un ambiente de fiesta, había muchas caras nuevas de los
estudiantes de Mahadahonda. Algunos de mis compañeros estaban nerviosos,
especialmente los que hacían el examen por primera vez. Tanto niños como
adultos nos dábamos ánimos y nos ayudábamos a ensayar las “formas” que
deberíamos ejecutar durante el examen.
El Maestro, Miguel, Angel y Nacho estaban muy ocupados organizando
y preparándolo todo, creo que también ellos estaban un poco nerviosos, recibían
a las visitas y hablaban con los amigos y familia de los que se iban a
examinar.
El Maestro no dejaba de recomendarnos que calentáramos y
estiráramos, Virginia estuvo ayudando a relajarme haciendo un poco de Tai Chi.
Éramos mucho y la sala se quedaba pequeña.
Teníamos los nervios de último momento, veía a mucho de mis
compañeros practicando la forma que les correspondía, y quedarse de repente
parados porque no se acordaban del movimiento que seguía. Otros corrían o
hacían “talous” para relajarse. Los niños estaban excitados y me contaban que
no habían podido dormir bien, que soñaban que en mitad del examen se les
olvidaba la forma.
Tuvimos que bajar a una de las salas del centro para escuchar unas
palabras del director. Nos sorprendió gratamente el anuncio de que el centro
premiaría con tres viajes a China a los tres mejores estudiantes, creo que nos
ha animado mucho a todos.
Y llegó el momento.
Miguel nos mostró la lista y nos indicó en qué orden nos
examinaríamos.
Los primeros fueron los niños. Salieron en grupo. Estaban
nerviosos pero pusieron todo su corazón en hacerlo bien. Cuando alguno se
olvidaba de algún paso veían a los demás y enseguida recordaban; fue muy bueno
para ellos hacerlo juntos.
Yo fui la primera de los adultos. Saludo e inicio el Tong Bei
Quan. Hubo un momento en que casi pierdo el equilibrio pero había que seguir.
Al final, la vuelta, patada y “Mabu”… no lo hice tan bien como en otras
ocasiones porque al final los nervios se notan.
Salí de la sala y el Maestro me dijo que me quedara para relajarme
un poco; ya llegaría el momento de hacer fotos. Mi corazón latía a mil por hora
y sentía la cara ardiendo…
Cuando recupere la calma y pude entrar a la sala, tuve oportunidad
de seguirlo todo, de admirar a los que lo hacían muy bien, de animar a los que
se quedaban parados porque se olvidaban de algún movimiento y de alegrarme
cuando podían salir del apuro y continuaban con normalidad.
Las visitas aplaudían siempre y nuestros compañeros también nos
gritaban palabras de ánimo. Nuestro Maestro nos sonreía y también nos infundía
valor.
Al final todos hemos obtenido el cinturón que pretendíamos y hemos
posados juntos para las fotos del recuerdo.
Luego nos hemos sentado alrededor del maestro y hemos charlado de
cómo nos sentíamos… nuestras inquietudes, la alegría que nos da el sentirnos
parte de algo que es importante para nosotros, y las ganas que teníamos de
seguir practicando Kung Fu. Todos expresamos el agradecimiento al Maestro y
compañeros por la paciencia y dedicación con la que nos enseñan.
Hice muchas fotos, seguro que unas estarán bien y otras no tanto,
pero sólo serán una pequeña muestra de lo que nos preparamos y sudamos para ese
momento.
Y a pesar de la tensión y nervios soportados ya nos estamos
preparando para nuestro próximo objetivo, el cinturón del nivel siguiente.
Mas informacion en www.shaolinkungfu.es
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